“En una era de velocidad, nada puede ser más estimulante que ir despacio. En una era de distracción, nada puede sentirse más lujoso que prestar atención. Y en una era de constante movimiento, nada es más urgente que quedarse quieto”.

Pico Iyer, The Art of Stillness

El libro digital se ha desarrollado con bastante éxito en los últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia por covid-19 y el cambio que han significado para la industria del entretenimiento las plataformas de streaming. No obstante, hablar de “libro digital” no es referirse a uno sino a varios formatos, entre los que destacan el e-book y el audiolibro, que, hoy por hoy, se disputan la preferencia de los lectores; sin embargo, la batalla pudiera decidirse por el audiolibro en los próximos años, específicamente en el caso de la novela, por la misma razón que marca al e-book: la tecnología.

En un reciente artículo publicado en la revista The Atlantic, Ian Bogost, escritor, diseñador de videojuegos y catedrático en la Universidad de Washington en San Luis, refiere: “Tal vez no pueda soportar la idea de ver los libros como computadoras después de un largo día de ver las computadoras como computadoras”. Algo similar nos sucede a otros: después de una jornada de trabajo frente a una pantalla electrónica, el deseo de leer en cualquier dispositivo se va atenuando, pese a tratarse de una lectura de esparcimiento. Hace falta apartar la vista, tomarse el tiempo y volver los ojos al libro.

Como todos sabemos, leer no es un acto mecánico como revisar un correo o curiosear entre las publicaciones de las redes sociales. Leer exige atención, concentración, reflexión e imaginación. Una de las formas más importantes de atención es escuchar. Ante la sobreexposición a estímulos visuales y la necesidad de reconectar con nosotros mismos, el audiolibro se muestra como una gran opción para reencontrarnos con y en la lectura, precisamente al concentrar nuestra atención en uno solo de nuestros sentidos.

“Quizás lo que todos necesitamos es reducir la velocidad y permitir que las palabras hagan lo que mejor saben hacer: ayudarnos a darle sentido a la historia, a la narrativa, a los matices. Las palabras nos ayudan a darle sentido a la vida”.

Kelly Jensen

En su artículo “Es tiempo de bajar la velocidad a tu audiolibro”, la escritora y editora Kelly Jensen menciona: “Quizás lo que todos necesitamos es reducir la velocidad y permitir que las palabras hagan lo que mejor saben hacer: ayudarnos a darle sentido a la historia, a la narrativa, a los matices. Las palabras nos ayudan a darle sentido a la vida. En una era en la que vivimos a una velocidad vertiginosa, donde las noticias nos bombardean con historias inquietantes, donde nos apresuramos de un lugar a otro para hacer más y ser más, nada podría ser más radical que dar un paso atrás y hacer lo contrario. La rebelión no necesita ser ruidosa para ser significativa”.

Sin duda, un paso en esa dirección es darnos el tiempo para escuchar un libro que nos agrade. Claro que la lectura en otros formatos es necesaria, cotidiana y complementaria entre sí. De lo que hablamos es de salir de las pantallas para disfrutar de la lectura. En una era de imágenes, escuchar es otra forma de oírnos para fluir.

Finalmente, como hemos mencionado en artículos anteriores (véase “Audiolibros: a la casa del lector digital”), el audiolibro ha ido ganando terreno en el mercado editorial, incluso en países donde los niveles de lectura son bajos. Además, el incremento de los catálogos de Audible, Scribd, Planeta Audio y Storytel, así como la incursión de ésta última en Spotify marcan la tendencia en el consumo de libros para los próximos años. Y tú, ¿vas a quedarte fuera?

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Referencias

• Bogost, I. (14 de septiembre de 2021). Ebooks Are an Abomination en The Atlantic. Recuperado de https://bit.ly/3lnv9yx (consultado el lunes 4 de octubre).
• Jensen, K. (4 de octubre de 2021). It’s time to slow down your audiobook speed en Book Riot. Recuperado de https://bit.ly/3uKaQ14 (consultado el lunes 4 de octubre).